En busca de la Edad de Oro - Javier Sierra



Hace tiempo que no me encuentro con un libro que detesto terminar.

Me lo he pasado genial leyendo este libro, genial de verdad, no es ciencia-ficción, o eso creo. Gran cantidad de datos y, entiendo, contrastados, numerosos ejemplos prácticos y útiles para antropólogos-historiadores aficionados como yo (muy aficionado).

Gracias, tocayo, por este libro, espero que alguna vez exista una segunda y tercera partes, yo también estoy contigo, busquemos aquella edad de oro perdida....

Sinopsis:
A poco que investiguemos más allá de la estricta ortodoxia, mucho de lo que apreciamos de la vida de nuestros antepasados demuestra que tenían en su poder conocimientos científicos sorprendentes. Tanta habilidad y sabiduría hacen creíble la hipótesis de una Edad de Oro remota de la que hemos perdido toda memoria histórica. Para demostrar la existencia de esta época perdida para la humanidad hace ahora 10.000 años y aportar pruebas convincentes de lo que fue, Javier Sierra ha recorrido más de una decena de países. De sus descubrimientos y de las anécdotas que han animado sus viajes, nos habla En Busca de la Edad de Oro.




el leñalari (suena una flauta de fondo)

Como decían los elfos al principio de "La comunidad del anillo": "El mundo ha cambiado, lo siento en el aire...", y es cierto, para mí.

Alguien como yo, nada manual, amante de lejos de la naturaleza, urbanita de pro.... pero esto ha cambiado. Hoy he hecho varias cosas por primera vez que, pareciendo gilipolleces, para mi es como visitar unas ruinas con miles de años de historia:

He subido a un arbol (y no uno pequeño, quiza unos 6 metros)
He utilizado una sierra mecánica (yo, que soy un cacamandurrias)
He cortado una rama, cual leñador aguerrido, leñalari son los de euskadi (jajaja), pues algo así soy yo.

Jaja, es una tonteria, pero a mi me hace una ilusión bárbara, esta nueva vida promete emociones fuertes, al que no lo haya probado, cortar la rama y sentir el balanceo del árbol cuando la rama (de unos 100kg.) caía, me ha provocado un subidón de adrenalina que casi me hace saltar de un golpe.

Para los que no se crean que soy yo el que esta colgado, tengo testigos, sobre todo uno que era bastante esceptico (mejor dicho, esceptica) cuando le hemos dicho que me iba a encaramar al árbol.

Y encima he ganado a los caballos hoy, juego que no entiendo y tardaré en comprender!

En fin, una aventurilla más de abuelo cebolleta.